sábado, 15 de enero de 2011

Mujeres trazan su camino

Una mujer tras el volante
El viejo dicho popular mujer al volante peligro constante quedó en el pasado tras la inclusión de Fanny Cordero como instructora de manejo en la Escuela de Conducción del Sindicato de Choferes Profesionales del Azua.
Los fines de semana, muy temprano en la mañana, luego de despertarse y agradecer Dios por permanecer un día más con vida, se maquilla y se prepara con mucho entusiasmo para cuidar la vida de sus alumnos.
Con buen humor y una sonrisa llega a su trabajo: enseñar a conducir, un oficio en que era catalogado como trabajo para hombres.
Por las mañanas trabaja en una de las oficinas del referido Sindicato como secretaria, labor que, como recuerda, antes se decía que era una labor digna para una señorita.
Al llegar la tarde se traslada al Sindicato de Choferes, institución que en su mayoría está dirigida por hombres, para ejercer su profesión.
Minutos antes de salir a las carreteras de la ciudad, dialoga con sus compañeros instructores, que la ven sin ninguna diferencia de género, y juntos planifican las clases del día siguiente.
Con sus alumnos se sienta en el lugar del pasajero para que uno de ellos encienda el auto y comenzar la enseñanza.
Con su mirada fija, dice que su trabajo es una experiencia diferente al recordar que aún se vive un mundo machista, y sonríe al valorar que exista una mujer instructora.
En sus recuerdos expresa que cuando empezó a tomar clases para adquirir la licencia profesional, era la única mujer entre cuarenta compañeros de aula, y que cuando se sentó por primea vez frente a un volante de una camioneta Ford 350 no sabía qué hacer.
En sus dos años de labor, dice que solo una vez en su vida estuvo en peligro de morir, ya que en un día normal de trabajo una volqueta salió de imprevisto lo que ocasionó que uno de sus alumnos se estrellará contra el automotor.
Para Fanny, su mayor satisfacción es ver que sus alumnos salgan de la institución con todos los conocimientos de conducción, y después ver cómo se desenvuelvan junto a sus familias que dependen de ellos a la hora de conducir.
Al concluir el diálogo, suspira y dice que el trabajo que desarrollan los siete instructores es muy riesgoso, ya que salen a las calles a enseñar a quienes no saben, lo que podría poner en riesgo la vida de los ciudadanos y de los alumnos.
Cada día que salimos tenemos que estar muy atento; sin embargo el riesgo que se toma vale la pena al ver reflejados los resultados de nuestros alumnos cuando apenas llegan y ya prenden el auto. Soy amiga de los alumnos; como profesora soy exigente en la aplicación de las leyes de tránsito. Nosotros mantenemos el respeto y estoy siempre junto a ellos para lo que les pueda ayudar. Las mujeres nos abrimos campos cada vez más, ya no solo somos amas de casa sino somos trabajadoras valientes y dedicadas concluye. (SEV)